El viñedo en primavera, puro espectáculo
Con la llegada de la primavera la naturaleza nos abruma con su espectáculo de color y sonido, y de manera muy especial lo hacen los viñedos que tras el frío invierno y la poda comienzan su renacer. Los rosales en las cabeceras de los viñedos ya han florecido sanos y están preparados para avisarnos de posibles plagas.
En primavera la vid “llora”, la savia comienza a circular de nuevo por las raíces y estas vuelven a absorber el agua y los nutrientes del suelo. El agua que vuelve a circular sale al exterior a través de la madera podada, es un lloro de alegría, renacimiento y esperanza. Una vez activada la planta comienzan a aparecer los nuevos brotes y un poco más adelante se realiza la “poda en verde” o “espergura” donde la mano experta del viticultor selecciona los mejores tallos y elimina el resto de los brotes, para que la planta centre su energía en los tallos productivos y, de ese modo, conseguir frutos de la mejor calidad.
El objetivo es eliminar la carga sobrante de la planta para mejorar el rendimiento y la calidad de la uva al aumentar la superficie de insolación útil y limitar el número de racimos por cepa.
La primavera finaliza con la floración, flores blancas, pequeñas y delicadas, pasan desapercibidas, pero son fundamentales ya que de ellas depende el volumen de cosecha que se obtendrá. Tras su polinización por el viento y los insectos comenzará el cuajado del fruto.
La primavera es una pura explosión de vida y nuestros viñedos son nuestra vida. ¿Aprovechas y te vienes a disfrutarla en la D.O. Arlanza?