La localidad burgalesa de Lerma, también conocida como Villa Ducal de Lerma, se encuentra al Oeste de la provincia de Burgos, sobre un altozano dominando la vega del río Arlanza.
Villa de fundación prerromana, situada en lugar estratégico que domina el río Arlanza, vivió diferentes culturas: romanos, suevos, visigodos, árabes… Desde el 900, el avance cristiano sitúa su frontera en el río Arlanza, iniciándose su repoblación, e instalando a lo largo del río una serie de posiciones fuertes y castillos, entre los que se encontraba el de Lerma.
En la actualidad forma, junto a las vecinas localidades de Covarrubias y Santo Domingo de Silos, el llamado Triángulo del Arlanza.
Debido a su enclave único, los viñedos de Lerma se encuentran a casi 900 m de altitud&, lo que les proporciona un gran potencial de calidad.
Además Lerma goza de unas condiciones climatológicas ideales para el cultivo de la vid: los inviernos en Lerma suelen ser fríos y secos, con lluvias en primavera y heladas en Marzo y Abril.
Estas condiciones unidas a un verano caluroso y seco propician que la vendimia en otoño produzca un vino diferente, expresando la originalidad del terreno donde se encuentran destacando por sus aromas florales.
Lerma y sus alrededores son tierras tradicionalmente vinícolas donde conviven tanto bodegas pequeñas y familiares junto a nuevas y modernas instalaciones bodegueras.
Ya sea en pequeñas bodegas que buscan mantener la tradición vitivinícola de la zona, con una producción que les permite controlar directamente cada uno de los procesos de la elaboración del vino, o grandes bodegas que utilizan las más modernas técnicas, en todos los casos se busca conseguir los vinos de más alta calidad.
En los alrededores de la Villa Ducal encontramos gran cantidad de plantaciones de viñas con gran historia, ya que prácticamente desde el siglo X se llevan cultivando dichas viñas.
El tamaño reducido de estas plantaciones obliga a que sean tratadas de una manera tradicional sin utilizar medios mecánicos y productos de síntesis.
La recogida de la uva se hace en otoño, hacia finales de Septiembre y principios de Octubre, dependiendo de como haya sido la climatología el año en cuestión. Los racimos son seleccionados y vendimiados a mano en su punto óptimo de maduración, con el objetivo de conseguir un vino de elevada calidad.
